Los entrenadores estamos en continua evolución y modernización. Queremos adaptarnos a los tiempos que corren. A las nuevas tecnologías y recursos que nos ofrece el mercado. Y todo con el objetivo de poder ayudar a mejorar aún más a nuestros jugadores. Hacer crecer a nuestros equipos.

Pues bien, con esta nueva herramienta los entrenadores hemos visto la luz. Literalmente. Se trata de las luces Fitlight Trainer, un sistema inalámbrico que consta de un controlador PDA y 8 luces interactivas. El PDA (o Ipad) lleva incorporado un software con el que programarlo todo. «El color de las luces, qué luces se encenderán, el delay (espacio de tiempo), el orden aleatorio o no de encendido, si se apagan por contacto o por tiempo… Puedes programar mil cosas diferentes. Tienes una variedad gigante» nos declara Kim Gispert, encargado del entrenamiento con Fitlight en la Federación Catalana de Baloncesto desde hace dos años.

El trabajo de programación previa al trabajo de pista es la parte más laboriosa. Cuando tienes una herramienta tan potente y con tantas posibilidades, saber utilizarla correctamente resulta clave. Puedes usarlas enganchadas a la pared, en el suelo, encima de un cono, sujetandolas con la mano libre… Puedes hacer que la luz se enciende y el jugador tenga que apagarla, o que cuando se encienda el jugador se active. «La cantidad de posibilidades que te ofrece esta herramienta es la parte más positiva. No te las acabas. Son infinitas», nos afirma Kim.

Cómo puede ayudarte Fitlight en los entrenamientos

Por eso habría que clasificar sobretodo dos grandes bloques para su uso en entrenamiento: la mejora técnica y la toma de decisiones. Para la mejora de la tècnica, un ejemplo sería poner los Leds enganchados en la pared. El jugador, delante de la pared botando el balón, tiene que ir apagando esas luces que se van encendiendo tocandolas con la mano libre. El jugador tiene que estar pendiente todo el rato de lo que ocurre delante, sin tiempo de mirar el balón. Podríamos introducir la variante de obligar al jugador a realizar un cambio de mano antes o después de apagar una luz. Ya estamos mejorando el fundamento del bote. E Igual podríamos hacer con el tiro o con el pase, con otros ejercicios

Por otro lado está la toma de decisiones. En el baloncesto, ser capaz de tomar decisiones acertadas y hacerlo de la forma más rápida posible resulta determinante. Ver qué espacio está libre para atacarlo. Identificar al compañero desmarcado para pasarle el balón. O hacer una lectura en un bloqueo directo. Y también podemos trabajar la velocidad de reacción. Por ejemplo programando un ejercicio en el que dos jugadores compiten entre ellos por ser el primero en encestar una vez uno de los Leds se haya encendido del color indicado, haciendo que el resto de colores invalide la salida.

Un tema de inputs

«YA!». «Derecha». Seguro que muchos de nosotros hemos utilizado estas -u otras- palabras o sonidos para marcar el inicio de un ejercicio o hacia el lado que tiene que salir botando un jugador. Y es que los inputs son un recurso habitual en los entrenadores y resultan un estimulo imprescindible para la mejora del jugador. Pero cuantas veces en un partido un jugador hace uso de inputs auditivos? En defensa quizá, pero en ataque no. Al final, el baloncesto es un juego de percepciones visuales. Un juego de espacios a conquistar que te permitan encestar cómodamente (ya sea de cerca o tirando solo).

Cuando un jugador se dirija a canasta lo que se encontrará serán inputs visuales (dificultades) ante las cuales deberá saber reaccionar de forma óptima si quieres conseguir su objetivo: encestar. Está verde, sigo adelante; está rojo, tengo que parar y esperar o buscar otro camino. La ley de la carretera se puede aplicar también en el baloncesto. Y con las Fitlights obtenemos esa similitud con el juego real: las percepciones.

Porque no utilizar un color para determinar cada una de las defensa de bloqueo indirecto: si te persigue, si se salta el bloqueo o si se ha quedado enganchado en el bloqueo. Ya tenemos tres lecturas que puede hacer el atacante, según el color del Led. No necesitas un defensor que simule. O a un ayudante levantando conos de colores. Todos los entrenadores presentes nos podemos fijar en los detalles, el gesto, la ejecución. El ejercicio va solo. Nos podemos focalizar en el jugador, que es quien verdaderamente importa.

El jugador antes que la tecnología

«Los leds permiten y ayudan a los entrenadores a plantear trabajos diferentes y dar a conocer al jugador herramientas diferentes y nuevas que no conocen. Como entrenador te ayuda a plantearte todo eso que ya creías conocer de una manera totalmente diferente, porque tienes una herramienta nueva que te permite descubrir un mundo nuevo. Un mundo que es el futuro inmediato», nos afirma Kim. Pero nos advierte también del riesgo de «confundir todas las prestaciones con ensuciar la sesión». Darle tanta importancia a la herramienta que pase a un primer plano, dejando así los detalles técnicos y/o tácticos en un segundo plano. Estaríamos entonces relegando al jugador a un segundo plano. Y eso no puede ser, bajo ninguna circunstancia. El objetivo, la mejora del jugador; el camino, la tecnología. ¡Así si!